Signos de deshidratación en bebés
- acompanamientosani
- 22 nov 2024
- 3 Min. de lectura

La deshidratación en bebés es un riesgo importante, ya que los bebés tienen un porcentaje de agua corporal mucho mayor que los adultos y su equilibrio hídrico es más delicado. Además, los bebés pequeños no pueden expresar con palabras que tienen sed, por lo que es esencial estar atentos a los signos de deshidratación y tomar las medidas adecuadas para prevenirla.
Signos de deshidratación en bebés
Es crucial reconocer los síntomas de deshidratación para actuar rápidamente y evitar complicaciones graves. Algunos de los signos más comunes de deshidratación en un bebé incluyen:
Pérdida de peso: Si el bebé ha perdido alrededor del 5% de su peso sin motivo aparente.
Fontanelas hundidas: Las zonas blandas en la cabeza del bebé (fontanelas) pueden hundirse cuando hay deshidratación.
Menos orina de lo habitual: Si el bebé orina con menos frecuencia o tiene pañales secos durante varias horas.
Heces secas y duras: Las deposiciones muy secas, duras o con dificultad para evacuar son un síntoma de que el bebé puede estar deshidratado.
Piel y ojos secos: La piel puede volverse muy seca y pálida (incluso grisácea), los ojos pueden hundirse y la boca puede sentirse reseca.
Menos actividad: Si el bebé está más irritable o menos activo de lo habitual, podría ser una señal de que no está recibiendo suficiente hidratación.
¿Qué hacer si mi bebé tiene síntomas de deshidratación?
Ante cualquiera de estos signos, es fundamental acudir a un pediatra o profesional de atención primaria de inmediato para que evalúe el grado de deshidratación. La rehidratación oral con suero es una de las opciones más efectivas para tratar la deshidratación, pero siempre debe ser el médico quien indique el tratamiento adecuado.
Prevención de la deshidratación en bebés
A continuación, te damos algunos consejos clave para evitar la deshidratación en tu bebé:
Lactancia materna: Si estás amamantando, no es necesario ofrecer agua adicional. Aumenta la frecuencia de las tomas en climas calurosos, ya que la leche materna ya aporta agua, sales y nutrientes esenciales.
Biberón: Si el bebé toma fórmula, asegúrate de preparar las proporciones correctas de fórmula y agua. También puedes ofrecer pequeñas cantidades de agua mineral entre las tomas para complementar su hidratación.
Mantener la piel hidratada: Durante el verano, utiliza cremas o lociones hidratantes para crear una barrera protectora que evite la pérdida de humedad de la piel del bebé.
Alimentación complementaria: Si el bebé ha comenzado con la alimentación sólida, ofrece frutas y verduras ricas en agua, como pepino, sandía o manzana (según la etapa de crecimiento del bebé).
Evitar cambios bruscos de temperatura: No expongas al bebé a cambios de temperatura extremos y evita ofrecerle líquidos fríos.
Protección solar: Evita que el bebé se exponga al sol durante las horas más calurosas del día. Viste al bebé con ropa ligera y transpirable para mantenerlo fresco.
Consejos adicionales
Mantén siempre al bebé en un ambiente fresco y ventilado, especialmente durante los meses más calurosos.
Recuerda que la deshidratación es una condición grave que puede afectar rápidamente a los bebés, por lo que es fundamental actuar con rapidez si notas cualquiera de los síntomas mencionados.
La prevención es la mejor forma de cuidar la salud de tu bebé, asegurando que esté siempre bien hidratado y protegido de las temperaturas extremas. Si tienes dudas o preocupaciones, no dudes en consultar con un pediatra.
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